Hoy, en la cooperativa Liberté, compartimos un encuentro muy especial. Partimos del testimonio de un compañero, IAN que, aun estando privado de libertad, encontró en el arte un camino de expresión y transformación.
Sus murales llenaron de color los muros de la cárcel y, con la misma sensibilidad y pasión, también se animó a ilustrar el cuento para chicos «La ballena Griselda».
El muro antes y después del mural


Su historia nos recuerda que la creatividad puede abrir puertas donde parece no haber salida, y que el arte no solo embellece los espacios, sino que también dignifica a las personas.
La ballena Griselda
El uruguayo Gabriel Camilo escribió La ballena Griselda mientras estaba privado de libertad. Durante su condena, sufrió un infarto que lo dejó clínicamente muerto por aproximadamente un minuto. Este episodio marcó un fuerte punto de inflexión en su vida, al cuestionarse cómo podría tener una segunda oportunidad.
Como no podía comunicarse directamente con sus hijas, decidió escribirles un cuento: así nació La ballena Griselda, pensado como un mensaje de amor, esperanza y cambio para ellas.
El cuento fue escrito en un cuaderno que se difundió a través de «Pres y Diario», un periódico hecho por personas privadas de libertad. Este proceso dio origen a la fundación Nuestros Hijos Nos Esperan, dedicada a producir libros escritos y pintados artesanalmente por personas en contexto de encierro, con el objetivo de que esos cuentos lleguen a niños y niñas de escuelas públicas.
La ballena Griselda no solo es una historia para niñas y niños, sino también un símbolo potente de reinserción, dignidad, creatividad y vínculo familiar, nacida en un contexto donde parecía imposible tener presentes y futuros diferentes.
En el encuentro de hoy Ian nos mostró cómo, a través de su arte logró ilustrar La ballena Griselda sobre piezas de madera.
En Liberté seguimos construyendo comunidad, escuchando voces y descubriendo talentos que demuestran que la libertad también es posible desde adentro .

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